2.3.1 Historia y cultura de la frontera

 

Desde un punto de vista cultural e histórico la frontera coincide con las líneas de división política. Uno y otro territorio han estado siempre sometidos a influencia recíproca. Durante mucho tiempo los territorios riograndenses se vieron penetrados por los elementos "castellanos", en tanto que, más recientemente, esta corriente invierte su sentido. La difusión de la subcultura lusobrasileña meridional se hizo sentir más profundamente en la zona de los departamentos de Artigas, Rivera y Cerro Largo, sin perjuicio de afectar vastas regiones de Tacuarembó e incluso dejar su impronta en el este de Salto.

La división de los dominios americanos de España y Portugal desde el tratado de Tordesillas (1494) alejó a esta última potencia de las costas del Plata; pero el temprano interés económico despertado por el auge de la ganadería cimarrona, y el político por controlar las grandes líneas fluviales de penetración al interior americano, unidos al hecho de una población de mayor crecimiento relativo que paulatinamente ocupaba zonas cada vez más australes, determinaron el principio geopolítico de ampliación de los límites meridionales del Brasil, que ha sido una constante de su historia y de la nuestra.

El foco de expansión humana se situó en San Pablo; de allí los bandeirantes llevaron sus expediciones a Río Grande, primero para capturar indios (malocas) y esclavizarlos en las explotaciones mineras de Minas Gerais; luego, porque los ganados que proliferaban en esa zona proporcionaban una inagotable producción de tasajo para el consumo de las regiones mineras, y de cuero para la exportación. A las entradas depredatorias siguió una explotación más sistematizada y permanente de las riquezas de la región. Se extendieron las fazendas y con ello comenzó a asentarse una población en la que se mezclaban paulistas, indígenas, portugueses y negros. La destrucción de los pueblos de las Misiones provocó la dispersión de los guaraníes reducidos en los territorios riograndenses y orientales. En la medida en que aumentaba la población de Río Grande, y al socaire de los avances militares - desde la fundación de la Colonia a la formación de la Cisplatina - continuó la penetración, hacia el Sur, de poblaciones brasileñas y la ocupación de los campos por hacendados de aquel origen. El límite de esta corriente humana, económica y cultural, parece haber sido el Río Negro.

Señala Pi Hugarte que la vida económica de la región fronteriza oriental y riograndense estuvo siempre fundada en la ganadería extensiva. Las transformaciones de la estancia o la fazenda afectaron por igual a los pobladores de un lado y otro de la frontera. Entre los siglos XVIII y XIX maduró una modalidad cultural cuyos rasgos y complejos son muy semejantes. En cuanto a la tecnología, la vivienda, la indumentaria, los valores, las costumbres, las diversiones y creencias responden a la base proporcionada por las actividades agropecuarias.

Esta cultura ganadera y ecuestre tradicional generó un tipo humano y social similar, aquí llamado gaucho y allá gaúcho... incluso la literatura gauchesca en lengua española o portuguesa... presenta múltiples puntos de contacto: recordemos que Hernández vive en Livramento como exiliado y que allí concibe y comienza a escribir su Martín Fierro, y también que esté sirve de modelo al gran poema campestre riograndense, el "Antonio Chimango" de Amaro Juvenal.

Agrega Pi Hugarte que gauchos y gaúchos fueron protagonistas de procesos históricos paralelos: "Las guerras civiles y revoluciones producidas en uno y otro lado de la línea de frontera contaron siempre con grupos "pasados" del otro lado. Es conocida la actuación que cupo a los orientales enrolados en el bando federalista riograndense y la de los brasileños que integraron las huestes nacionalista en distintos conflictos internos de nuestro país. Hasta en la guerra civil de 1904 intervinieron contingentes riograndenses. Este compromiso de las masas rurales con los problemas políticos del país vecino, fuera de responder al carácter montonero de las contiendas, trasunta una problemática socioeconómica común, manifiesta en la identificación con los propósitos autonomistas de las zonas ganaderas y en la oposición a las decisiones centralistas de las capitales. El caudillismo presenta caracteres similares en ambos países lindantes, y muchos de esos agentes nucleadores y dinamizadores de las masas rurales - cuyo prestigio se fundaba doblemente en su calidad de grandes poseedores de tierras y en su capacidad militar de mando y operación- actuaron de modo indistinto en ambas regiones. Basta al respecto recordar el papel cumplido por los Saravia (Saraiva en Brasil) en la Revolución Federalista en Río Grande y en las últimas luchas civiles en el Uruguay".

Según Pi Hugarte los movimientos humanos impulsados por las guerras redundaron en préstamos culturales recíprocos.