3.  RASGOS HISTORICO - CULTURALES

En esta zona fronteriza se dieron, a finales del siglo pasado, hechos históricos muy importantes que es necesario conocer para comprender el funcionamiento actual del área.

La zona forma parte de la faja fronteriza con Brasil que va desde la desembocadura del río Cuareim en el Uruguay hasta la Laguna Merin, zona en discusión con Brasil desde el tratado de San Idelfonso en 1771, primero entre la corona portuguesa y española y luego entre sus respectivos herederos, los nacionalistas y el estado brasileño.

Durante los años de guerra hasta la paz de octubre de 1904 toda la faja fronteriza se vio invadida por una inmigración riograndense ya que los límites de 1851 trazaban un corte arbitrario y teórico debido a la falta de vigilancia de la frontera.

El escaso valor de las tierras debido la guerra alentaba a aventureros de Brasil a convertirse en terratenientes por poco dinero. En estos campos casi desiertos se instalaron los nuevos propietarios con sus familias y esclavos; en 1860 de 200.000 habitantes para todo el país 40 eran brasileños. Con el paso del tiempo se fue diluyendo el problema del núcleo brasileño y luego fue operando una progresiva interpenetración que asimiló los elementos brasileños y uruguayos en una realidad humana que se extiende a ambos lados del límite político y que existe hasta estos tiempos.

De las antiguas estancias aún se mantienen los cercos y corrales de piedra construidos con mano de obra esclava. En 1904, en la Batalla de Masoller donde cayó Aparicio Saravia estas construcciones cumplieron un papel relevante, conjuntamente con la topografía del lugar, en el desarrollo de la batalla.

Tanto los hechos históricos acaecidos en la cuenca del Lunarejo como los yacimientos arqueológicos apenas estudiados, constituyen parte del patrimonio nacional a preservar conjuntamente con el ecosistema del área.