(Fuente: Saravia García, N., 1956)
Testimonio de uno de los participantes de la
batalla, Nepomuceno
Saravia, hijo
del Gral. Saravia.
"El General (Aparicio Saravia) conociendo la
situación de Galarza en Palomas y de Vázquez en Mataojo Grande se
mueve hacia Masoller y con el objeto de evitar la fusión de esas
fuerzas envía cuatro Divisiones en dirección al Paso de la
Laguna . del Arapey Grande: la 5ª, 6ª.,8ª y 12ª. Para
distraer y atraer a Galarza.
... el plan de separar en la acción los
Ejércitos de Galarza y Vázquez tuvo el desenlace previsto por el
General.
Cuando nos acercamos a Masoller la
distancia de Galarza ante Vázquez era tal, que no lo podía
socorrer.
El jefe de vanguardia era el Cnel. Basilio Muñoz
hijo y en su compañía iban las divisiones 1ª. de Yarza, 16ª. de
Zipitría y fuerzas del Cnel. Saavedra de Rivera muy
conocedor de la zona.
El Cnel. B. Muñoz recibió la orden de avanzar
para pasar primero que el enemigo por Masoller rumbo a
Rivera; se preveía que el enemigo trataría de tomar las fuertes
posiciones de los cercos dobles de piedra que salen de Masoller por
la Cuchilla de Haedo y así lo hicieron.
La vanguardia roja se parapetó en los cercos
tomando la delantera a la nuestra.
¿La causa? La respuesta es una sola: nuestra
vanguardia no cumplió lo ordenado.
Se sabe que la vanguardia debe marchar con una
buena distancia sobre el grueso del Ejército, desprenderse del
mismo y más en en este caso cuando lleva por cometido tomar
posiciones que se sabía el enemigo las ansiaba.
En la noche del 31 de agosto (de 1904) el General
durmió en mi carpa y me participó su plan: el no deseaba dar
combate, aspiraba llegar a Rivera para realizar la paz que en
la noche anterior le habían ofrecido.
De ahí nuestra afirmación de que no quería dar
combate y de ahí nuestra afirmación de que se produjo el mismo a
raíz de no haber cumplido su misión nuestra vanguardia; tan es
así que, tan lentamente marchó que en la mañana de 1º. de
Setiembre el grueso del Ejército amaneció junto con la vanguardia;
y, tan es así, que el General antes de pernoctar en mi carpa
recorrió las avanzadas y supo que su vanguardia no se había
desprendido.
...nuestra vanguardia cuyo efectivo alcanzaba a
3.500 hombres marchó tan lentamente que el día 30 de agosto fue
alcanzada por la cabeza del grueso. Fue esta sin duda una de las
mayores y más fatales peripecias del plan estratégico del general,
cuya finalidad era tomar la delantera a Vázquez arrollando su
vanguardia al mando de Escobar para alcanzar la Cuchilla de Haedo
en la tarde del 31 de Agosto o la mañana del 1º. De Setiembre,
evitando el encuentro con el grueso.
En la tarde del día 31, el General en persona se
vió en la necesidad de combatir a tiros de revólver con un
destacamento de línea con el cual se supo más tarde iba el propio
Coronel Rupretch., a la altura donde el día 1º. se comenzó la
batalla.
Pudo la vanguardia después de este choque avanzar
hacia el Cerro Lunarejo, para tomar dicha posición, despejando
la ruta que debíamos seguir el día 1º, desfilando bajo la
protección de las Divisiones que venían a quedar en cabeza a
saber: La 1ª, 2ª, y 13ª, pero no lo hizo, contentándose con
vivaquear a unos tres kilómetros de la encrucijada de Masoller.
Durante esa noche del 31 de Agosto al 1º de
setiembre la vanguardia del Ejército gubernista, fuerte como ya se
había dicho, de dos regimientos de línea y 4 o 5 unidades de
tropas de la Guardia Nacional, ocuparon bajo una noche clara como el
día toda las posiciones en que necesariamente debió encontrase
nuestra vanguardia."
La batalla se dio por culpa de la vanguardia y de
los Jefes que resolvieron pelear, como lo veremos enseguida.
Más o menos a las diez de la mañana se me
llamó paa reunión de Jefes.
El General hizo conocer su pensamiento:
Tenemos una paz muy buena; con ella, partimos la
naranja en dos y si peleamos y ganamos la guerra nuestra posición
será idéntica porque no somos absolutistas; creo que podemos
conseguir aún mejores condiciones de paz, más adelante.
Expuso a continuación sus puntos de vista para
el desarme, ya relatados. Incluso, afirmó, tenemos la pasada por
Brasil para salir a Rivera, sin combatir, y le retrucaron:
- Ahora que estamos bien armados y mejor
municionados que nunca, no debemos dejar libre al enemigo.
La verdad es que la fortaleza del Ejército se
limitaba, en la ocasión, por las características del terreno que
impediría el uso de todas las Divisiones.
Nosotros veníamos hacia el este por la
Cuchilla de Belén para tomar la Cuchilla Negra en el marco
Divisorio de Masoller; de allí arranca la Cuchilla de Haedo hacia
el Sur, encallada por un doble cerco de piedra y de un ancho
aproximado de unos 40 metros, calle que va rumbo al Cerro del
Lunarejo; a pocas cuadras al Sur de Masoller y desde los cercos de
piedra, nace otro que se dirige al Oeste, deja un espacio abierto
de unas cuadras, tres o cuatro, y sigue el cerco hacia el Sur , y
luego al Oeste de nuevo en suave zigzag, dejando al sur el camino
de la Horqueta y enseguida se eleva el Cerro de los Cachorros;
allí el terreno es pedregoso, abrupto, con caídas en aguas
profundas, serranas, hacia el Arapey que bordea por el Norte al
último segmento del cerco de piedra que estamos describiendo y
ubicando en la zona. El Arapey es una simple aguada en su
nacimiento.
El enemigo tomó posiciones muy buenas, con
amplio espacio de maniobras a su retaguardia; la Vanguardia se
parapetó en los dobles cercos de piedra de la Cuchilla de Haedo;
desde Masoller al Cerro de los Cachorros debe haber unas treinta y
pocas cuadras; el centro y la izquierda enemigos tomaron
posiciones al norte del Cerro de los Cachorros y sus reservas al
Sur; si prolongáramos la línea del Centro hacia la Cuchilla de
Haedo forma con esta un ángulo recto; desde nuestras posiciones
se veía el claro de muchas cuadras de ancho que queda entre la
Vanguardia y el Centro, claro que para llegar a él, era necesario
entrar por el boquete ya descripto.
Nosotros, apoyados desde la Cuchilla de Belén,
y mirando hacia el Sur y hacia el Este deberíamos combatir de
frente a los cercos e piedra, de frente al Cerro de los Cachorros
y tratar de introducir una cuña por el boquete a fin de separar
la vanguardia enemiga de su centro, única maniobra lógica que
presentaba el terreno.
No olvidemos que a nuestras espaldas apuntaba
el Rincón de la Invernada, del Brasil.
Las fuerzas que iban a entrar en cuña,
necesariamente sufrirían fuego, por lo menos desde dos ángulos.
Todas estas razones influenciaban en el ánimo
del General para no presentar batalla.
La gran mayoría de los jefes resolvieron que
se debía combatir.
La batalla comenzó a las tres de la tarde.
A mí se me ordenó que entrara en protección
de Guillermo García; éste se deslizaría por el boquete rumbo al
claro enemigo para separar bien a Vázquez de Escobar ...a Escobar
dejarlo quieto en lo posible porque tenía que irse en la noche de
sus posiciones, ya que a su espalda el terreno es muy abrupto y
dueño de los dobles cercos de piedra era poderoso, pero sin ellos
no representaba casi nada.
El Cnel. García cumplió su cometido a pesar
de lo apretado del terreno y tuvo numerosas bajas; entró con
pocas guerillas desplegadas, soportando el fuego desde dos
ángulos y no pudo avanzar a fondo; lo hizo parte de su gente, la
comandada por Gabino Valiente, quien hacía honor a su apellido y
allí murió; gente con Cabrera y con José Francisco Saravia
lucharon denodadamente y un grupo se retiró ante el fuego
infernal de la fusilería y de la artillería cuando cayó herido
su valiente Jefe el Cnel. Guillermo García.
Yo que iba en protección de García me corrí
sobre su derecha y quedé enfrente mismo del Parque enemigo,
situado sobre unas taperas con manguera de piedra, soportando a mi
vez el fuego desde dos direcciones y, recuerdo bien, en un momento
de la tarde, cuando un regimiento enemigo intentó flanquear por
la izquierda a Yarza, éste lo desalojó de través y allí
también el fuego de Yarza llegaba hasta mi División.
Guillermo García no pudo llegar a envolver el
Cerro de los Cachorros, hacia donde se replegaron los colorados...
El fuego era denso y mortífero.
Fué herido de muerte el bravo Antonio Mena,
valiente entre los valientes, y también el denodado y valiente
Cnel. Yarza.
Yo quedé con Yarza a la derecha; toda la gente
de Yarza y la mía lucharon con ardor y valentía sin límites;
por nuestra derecha combatía Tío Pancho que fue herido en una
pierna y quien por la posición de la línea del combate quedaba
hacia arriba de nosotros, por tanto, al caer la tarde cuando fue
replegado un tanto por la izquierda enemiga, las balas de ésta
también nos castigaban; para alivio de mi División el avance que
llevé hasta colocarme cerca del Parque enemigo hacía que las
balas de Escobar no nos llegaran. A última hora, Marín protegió
a Tío Pancho.
Allí, en mi avance tomamos muchos cientos de
caballos ensillados del enemigo.
Recuerdo que era tal el infierno de bala que,
cuando llegó un ayudante del Capitán Ferreira con la noticia de
que lo habían muerto, en el momento en que me hacía la venia lo
mataron con un balazo en el pecho, y él estaba de espaldas al
enemigo!
Si el General ordena la carga de varias
Divisiones para flanquear por el oeste el Cerro de los Cachorros
hubiera sido una victoria fulminante, o si se hubieran enviado
detrás de la de García."